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Reflexiones: La lógica de la paz

Extraído de "Opinião", nº80, Octubre 2001
Órgano del “Centro Cultural Espírita de Porto Alegre”
Porto Alegre, Brasil
Traducción: PAM
Publicado en FE 103

“Si continuamos practicando la ley del ojo por ojo todos terminaremos ciegos” (Ghandi)

Hay la lógica de la guerra y la lógica de la paz.

Por la lógica de la guerra, toda agresión debe ser vengada, porque la honra herida -(según se dice)- sólo se lava con sangre. Por la lógica de la paz, la revancha a una agresión es insania e imprudencia que nunca valen la pena, pues atentan contra la vida, que, en cualquier circunstancia, es sagrada.

La lógica de la guerra se sustenta en la destrucción y en la muerte. La lógica de la paz se inspira en las leyes magnánimas de la vida y en su permanente impulso creador.

Por la lógica de la guerra, la patria tiene un territorio circunscrito en el espacio y sus habitantes tienen que ser preservados a cualquier precio. Por la lógica de la paz, la Tierra es la patria de los hombres que tenemos que cuidar por todo lo que en ella vive; su armonía, salud y bienestar es deber solidario de toda la comunidad mundial.

En la lógica de la guerra, justicia es sólo la expresión del “ojo por ojo, diente por diente”. En la lógica de la paz, justicia es instrumento de la realización del progreso individual y colectivo, rumbo a la plena vivencia del: “amaros los unos a los otros”.

La lógica de la guerra puede incluso generar el poder económico, o prestigio político, la supremacía de un pueblo sobre los otros. La lógica de la paz conduce a la solidaridad entre las naciones, a la fraternidad entre los hombres, al respeto mutuo entre los pueblos, al progreso de la humanidad como un todo.

La guerra jamás es santa y la justicia sólo es infinita cuando está conjugada con el amor que es el objetivo por excelencia de la vida, la energía que la eterniza y la garantía única de la paz.