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Un poco de historia

 

Centrándonos en el tiempo cuando, podríamos decir, se empezó a gestar el embrión del futuro CBCE (Centre Barcelonès de Cultura Espirita), y sin remontarnos a fechas más antiguas -pues desde 1968 algunos miembros de la Junta fundadora del CBCE ya establecieron ciertos contactos a través de diversos viajes al extranjero-, vamos a tomar como punto de partida el año 1977.

El 28 de mayo de 1977 tuvo lugar en Barcelona el primer acto espiritista público, después de 40 años de silencio. El profesor Divaldo Pereira Franco, natural de Salvador (Bahía-Brasil), habló de “Parapsicología y Reencarnación” en la Sala de Actos de la Casa del Algodón, ante un auditorio de más de 200 personas. El CBCE, como institución, aún no existía.

A partir de esa fecha se fueron sucediendo conferencias públicas, asistencias a Seminarios, viajes al exterior, … Hasta que, un 28 de junio de 1980, en un sencillo, íntimo y emotivo encuentro de un grupo de familiares, amigos y conocidos, todos ellos de ideología espiritista, tuvo lugar en la ciudad de Barcelona, y en el mismo domicilio social que nos da cobijo, la inauguración del Centre Barcelonès de Cultura Espirita, como organismo en sí, impulsado por 14 miembros fundadores y presidido por unánime elección por Josep Casanovas Llardent.

Al cabo de un año, mayo de 1981, decidimos darnos a conocer a través de un medio escrito; creando un Boletín como órgano de difusión de esta Asociación. El nombre elegido fue: Flama Espirita.

La legalización por las Autoridades del país tuvo lugar el 30 de julio de 1982, hasta que no se produjo la transferencia de competencias del gobierno central de Madrid a la Generalitat de Catalunya.

A partir de esa fecha se siguieron organizando otros actos públicos, pero ya con el nombre del recién constituido Centre Barcelonès de Cultura Espirita.

Desde entonces ha habido de todo, tal y como sucede en la vida de cualquier persona o entidad. Pero a pesar de que la pendiente en muchas ocasiones ha sido y es pronunciada, difícil de subir, aún estamos dispuestos a proseguir en la labor de divulgación de esta FILOSOFÍA DE VIDA, que es el Espiritismo, tan mal comprendida, tan tergiversada, tan, podríamos decir, ignorada.